Gerardo Diego ( 1896-1987), miembro notable de la llamada Generación del 27 es el autor del célebre soneto " El ciprés de Silos" que posteriormente se publicó en el libro Versos humanos con el que el autor ganó el Premio Nacional de Literatura en 1925. El 4 julio de 1924 el poeta se hospedó en el Monasterio de Santo Domingo de Silos, provincia de Burgos, y quedó embelesado por la belleza del claustro y los cuatro cipreses que entonces albergaba el monasterio. Esa admiración por la belleza del claustro quedó plasmada en un soneto que Gerardo Diego escribió en el libro de visitas.
Desde mi punto de vista el tema fundamental del soneto es el anhelo ascético, el deseo de buscar la perfección espiritual a través de Dios. También se podría deducir una cierta amargura, una palpable resignación del alma humana ( escondida tras la metáfora del ciprés), ante la imposibilidad real de no alcanzar la mencionada perfección mística.
La estructura del soneto es sencilla, la primera parte está conformada por dos cuartetos (ocho primeros versos) y la segunda por dos tercetos (seis últimos versos). En la primera parte la voz se dirige al objeto poético para anunciar el encuentro místico, y en la segunda parte el poeta describe las consecuencias del mencionado encuentro ( eminentemente el deseo de diluirse, de alcanzar una perfección mística que no está reservada ni al alcance del ser humano, de ahí que a mi juicio la idea que realmente subyace en el poema es esa resignación por no poder alcanzar la perfección del alma.)
Ese anhelo asceta, ese deseo (en el fondo inalcanzable) de elevación espiritual se observa a través de palabras como enhiesto, cielo, lanza, estrellas...
El agua, a través de palabras como surtidor, y chorro representa en mi opinión una metáfora de la pureza del perfeccionamiento espiritual que ansía el yo lírico. ( Cuando te vi, señero, dulce, firme, qué ansiedades sentí de diluirme...).
Otro verso clarificador es devanado a sí mismo en loco empeño. Devanar es girar, enrollar continuamente y este verso muestra a mi juicio ese empeño inútil ( pues no está a nuestro alcance) de alcanzar la perfección espiritual a través de Dios.
Flecha de fe, saeta de esperanza, es un verso que apunta al deseo de esperanza, de fe en alcanzar la perfección del alma, fe que acaba resultando baldía pues como señalamos anteriormente ese deseo no está en nuestras manos,es un loco empeño.
He aquí el hermoso soneto
"ENHIESTO surtidor de sombra y sueño,
que acongojas el cielo con tu lanza.
Chorro que a las estrellas casi alcanza,
devanado a sí mismo en loco empeño.
Mástil de soledad, prodigio isleño,
flecha de fe, saeta de esperanza.
Hoy llegó a ti, riberas del Arlanza,
peregrina al azar mi alma sin dueño.
Cuando te vi, señero, dulce, firme,
qué ansiedades sentí de diluirme
y ascender como tú, vuelto en cristales,
como tú, negra torre de arduos filos,
ejemplo de delirios verticales,
mudo ciprés en el fervor de Silos."