Uno de los temas fundamentales en la trilogía amorosa de Salinas La voz a ti debida, Razón de amor y Largo lamento es el amor y ese amor es un proceso eminentemente intencional que va más allá de lo que se ama, y refleja una búsqueda, lo que hay más allá de la amada, lo que no se puede ver, lo que hay más allá de las apariencias ( Sí, por detrás de las gentes te busco...), la esencia misma de la amada, que en el caso de Salinas como ya señalé en otra entrada, tiene nombre real, Katherine Whitmore, musa y amante del fantástico poeta entre 1932 y 1937 y con la que mantuvo una intensísima relación epistolar ( 354 cartas que vieron la luz en el año 2002). La amada es idealizada y el amante llega al conocimiento de sí mismo a través de su amada, que siguiendo el tópico del amor cortés representa un compendio de perfecciones físicas y morales. Esa idealización de la amada ya había aparecido en otros eminentes poetas como Garcilaso de la Vega o Francesco Petrarca. El propio dolor del desamor es visto en la mencionada trilogía amorosa de Salinas como una forma más del amor, necesaria para lograr esa afirmación del ser a través de la amada. Esta búsqueda de la esencia de la amada aparece muy bien reflejada en Salinas en versos como los siguientes
"...Quítate ya los trajes,
las señas, los retratos;
yo no te quiero así,
disfrazada de otra,
hija siempre de algo.
Te quiero pura, libre,
irreductible: tú.
Sé que cuando te llame
entre todas las gentes
del mundo,
sólo tú serás tú..."
las señas, los retratos;
yo no te quiero así,
disfrazada de otra,
hija siempre de algo.
Te quiero pura, libre,
irreductible: tú.
Sé que cuando te llame
entre todas las gentes
del mundo,
sólo tú serás tú..."
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